viernes, 22 de julio de 2011

Salmo 91 - la obra en Montevideo.


El próximo 17 de setiembre de 2011, se estrenará en el teatro de la Candela, Montevideo, Uruguay, la obra teatral del autor brasileño Dib Carneiro Neto - SALMO 91, inspirada en la novela de Drauzio Varella ESTACIÓN CARANDIRÚ, y que fuera llevada al cine en 2004 por el director Hector Babenco con el nombre de CARANDIRÚ.
El texto nos acerca a una serie de crónicas fascinantes sobre formas de vivir y de morir en un estado de permanente violencia en el confinamiento de lo que fue la cárcel más grande de América Latina: Carandirú en la ciudad de San Pablo.
Allí conviven y cuentas sus historias, Dadá, unos de los sobrevivientes de la rebelión que se generalizó y culminó en una masacre el 2 de octubre de 1992. También están el Negro Grande, orgulloso de ser 2ª generación de presos en el penal; Toscano, macho dolido por el engaño de su negra Rosirene; Zizi Marli, un homosexual sin vida propia que necesita vivir la vida de los demas; el Galleta, encargado de su piso en pabellon 9; el Viejo Valdo, convicto que parece haber nacido alli dentro; Ze de Casaverde, vividor con dos mujeres y que busca unir a sus dos familias; Edelso, un enfermero con infulas de doctor; Veronique, una travesti peleada con la vida y que sabe como manejar a los hombres del lugar y Valiente, un hombre del interior, asesino multiple tocado por la luz divina.
El elenco esta integrado por Fernando Amaral, Gustavo Casco, Sergio Mautone, Guillermo Robales y Carlos Sorriba; la preparacion fisica esta a cargo de Noemi Alem, los rubros tecnicos son de Cecilia Carriquiry, la produccion general de Magdalena Puñales, la asistencia de direccion a cargo de Micaela Clavell, y la traduccion del texto, seleccion musical, puesta en escena y direccion general de Fernando Rodriguez Compare.

La casa de los muertos - Fedor Dostoievsky - Fragmento


Sí, ha pasado mucho tiempo desde entonces. ¡Me parece un sueño!
Recuerdo mi ingreso en el penal una tarde de diciembre, a la hora del crepúsculo.
Los forzados volvían del trabajo: era el momento de la revista. Un bigotudo sargento me abrió la puerta de aquella horrible vivienda donde tenía que permanecer tantos años y experimentar tantas emociones y de la cual no me hubiera podido formar ni una idea aproximada de no haberlo sufrido. ¿Hubiera podido imaginarse, por ejemplo, el sufrimiento lancinante y terrible que ocasiona el hecho de no estar solo ni un minuto siquiera durante diez años? ¿Cómo hubiera podido suponer lo que era estar continuamente acompañado por la escolta, durante el trabajo, y por doscientos camaradas en el presidio y solo jamás?
Había allí homicidas por imprudencia, asesinos profesionales, simples rateros, capitanes de bandidos y maestros consumados en el arte de pasar al suyo el dinero de los bolsillos de los transeúntes y de apoderarse de cuanto se ponía al alcance de sus manos. Sería, no obstante, muy difícil decir por qué se encontraban algunos forzados en el presidio. Cada cual tenía una historia confusa y oscura, penosa como el despertar de una borrachera.
Los presidiarios hablaban generalmente muy poco de su pasado. Lejos de contar sus hazañas, se esforzaban por olvidarlas.
Entre mis compañeros de cadena, había algunos homicidas tan alegres y despreocupados, que se podía apostar, con seguridad de ganar, que nada les reprochaba su conciencia; pero había también rostros sombríos y pensativos.
Era muy raro que alguno recordase su propia historia, porque esto se consideraba de mal gusto; y si alguna vez, para matar el tiempo, un presidiario contaba su vida a otro compañero, éste le escuchaba con aire distraído, como dando a entender que nada podía decirle que le asombrase.
-Aquí -solían decir con cínico orgullo- cada cual sabe dónde le aprieta el zapato y ha hecho tanto como el más guapo.
Recuerdo que cierto día, un bandolero borracho (los presidiarios suelen emborracharse de vez en cuando) contó que había matado y descuartizado a un niño de cinco años, al que había atraído engañándole con un juguete y conducido a un cobertizo donde le asesinó. Sus compañeros celebraban siempre con grandes risas sus relatos ingeniosos; pero en aquella ocasión le obligaron a callar, no porque una salvajada semejante excitase su indignación, sino porque no era permitido entre ellos que se hablase de tales hechos.

domingo, 10 de julio de 2011

Uruguay: Más de 2.500 presos de cuatro establecimientos penintenciarios realizan huelga de hambre en protesta por la masacre de Rocha - 14.07.2010

El lunes 12 de julio de 2010, unos 130 presos de la cárcel de Rocha habían iniciado una huelga de hambre para protestar por la muerte de 12 presos en el incendio ocurrido en la madrugada del jueves 8, en lo que se considera la mayor tragedia registrada en la historia carcelaria uruguaya. (ver Correspondencia de Prensa de los días 9 y 13 de julio). Desde el martes, la medida se extendió a la cárcel del Comcar en Montevideo (1.200 de los 3.100 presos), y a las cárceles de los departamentos de Rivera (188 presos) y de Canelones (casi 1.000 presos). En el "Penal de Libertad" (departamento de San José), hubo varias quemas de colchones. Las "quemadas" de colchones son la forma que los presos utilizan para protestar y llamar la atención sobre las condiciones infrahumanas en las que son obligados a vivir.


El preso Ángel Sánchez, alojado en la cuadra 5 de la cárcel de Rocha, dijo que los 130 internos del establecimiento iniciaron una huelga de hambre en reclamo del procesamiento del encargado de la guardia y del efectivo que se encontraba a cargo de la apertura de la celda en la madrugada del incendio. "Queremos que la ley sea pareja para todos. Nosotros cometimos un delito y fuimos encarcelados. Si los guardias actuaron con negligencia también deben ser remitidos", dijo. Según Sánchez, los policías cuestionados se negaron a abrir la puerta. "El encargado de guardia dijo que la apertura de la puerta debía ser ordenada por el director de la cárcel, pero sabemos que es una mentira".

En tanto, los presos de la cárcel de Canelones también resolvieron iniciar una huelga de hambre. A su vez, decidieron no hacer uso de los recreos ni recibir visitas. El paquete de medidas de protesta fue comunicado oficialmente el lunes a las autoridades carcelarias, que ayer pasaron el día expectantes "para garantizar la seguridad y calma de los reclusos". Además de reclamar por lo ocurrido en la cárcel de Rocha, los detenidos de Canelones también exigen que los presos que hayan cumplido la mitad o los dos tercios de su pena sean excarcelados.

Mientras tanto, los presos de la cárcel de Rivera se plegaron a la medida de protesta e iniciaron una huelga de hambre en señal de solidaridad por la tragedia ocurrida en Rocha, informó al diario El País el jefe de Policía Heriberto Fagúndez. Más allá de la medida de los "reclusos", los responsables de la cárcel continuarán brindando los alimentos a los presos, aunque no los consuman.

80% en riesgo de incendio

En un informe entregado ayer al presidente de la Asamblea General, Danilo Astori, el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Álvaro Garcé, advirtió que el 80% de "la población reclusa del país" (incluyendo mujeres privadas de su libertad y los niños que viven junto a ellas) corre riesgo de ser víctima de un incendio.

"La posibilidad de que se reiteren hechos similares al incendio de (la cárcel) de Rocha es muy elevada en todo contexto semejante", alerta Garcé en el informe y del cual envió una copia al ministro del Interior, el tupamaro Eduardo Bonomi.

El comisionado parlamentario señala que las "ranchadas" (divisiones precarias que realizan con frazadas y nylon y que junto a la existencia de calentadores fue la causa del incendio en el centro de reclusión rochense) también existen en ocho de los diez módulos de la cárcel Las Rosas de Maldonado; tres de los pabellones de la cárcel de Rivera y en cuatro de los diez sectores del penal de Colonia, dice el informe.

En todos esos centros de detención existen serios riesgos de que se produzca una tragedia similar a la de Rocha en virtud de la "caótica acumulación, en lugares cerrados, de grandes cantidades de elementos combustibles, fuentes de calor y precarias instalaciones eléctricas", sostiene Garcé. Por eso, recomienda a las autoridades la "inmediata sustitución" de las "ranchadas" en todas las cárceles, y en especial en las de Rocha y Maldonado. En cuanto al penal de Rivera, dijo "que en breve será instalado en otro local, plantea la necesidad de consultar a Bomberos sobre las medidas a tomar".

Garcé recomienda verificar que existan "los medios necesarios para la prevención y control de incendios en lugares de reclusión". Además, el comisionado parlamentario plantea que un plazo de 60 días, el Ministerio del Interior y la Dirección de Bomberos elaboren "un protocolo completo de actuación del personal en situaciones de emergencia carcelaria".
SALMO 91
de Dib Carneiro Neto


¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infeliz!
Descubrir, oh, Dios, pretendo,
ya que me tratas así,
¿Qué delito fatal cometí contra Tí naciendo?
¡Pero yo nací y comprendo que el crimen fue cometido,
pues el mayor delito del hombre es haber nacido!
Segismundo, en La vida es sueño, de Calderón de la Barca.

¿Por qué elegir, para representar en estos tiempos, una obra que habla sobre un hecho puntual ocurrido en una cárcel de San Pablo, Brasil, un 9 de octubre de 1992?
¿Qué interés puede tener para el público montevideano, un texto que nos muestra a 10 presidarios que vivieron y, 9 de ellos, murieron en una rebelión que dejó una cifra de 111 muertos, en lo que se conoció posteriormente, como la masacre de Carandirú?
Una de las dificultades, que a mi entender, se debe plantear un director teatral en el momento de seleccionar un texto, en preguntarse que es lo que, a través del mismo, uno tiene para decir. Si bien, coincido que el criterio de que el teatro es entretenimiento, no puedo desconectarme del concepto clásico griego de catarsis.
Los griegos desarrollaban sus tragedias como una representación dramática capaz de conmover y causar pena, que tenía siempre un desenlace funesto. Y siempre encerraban temáticas sobre el hombre y el mundo, que siguen presentes en el curso de la historia y que tienen una gran vigencia en la actualidad.
Entonces, me planteé la siguiente pregunta: ¿Fue Carandirú una tragedia moderna, de proyección universal? Y mi respuesta, fue afirmativa. Como también lo fue la masacre de la cárcel de Rocha del 8 de julio de 2010, o la más reciente del 8 de diciembre de 2010 en el penal de San Miguel en Santiago de Chile.
La sociedad uruguaya tiene una deuda con ese universo de seres que sobreviven en las cárceles del país, y nuevamente, esa deuda es extrapolable a Latinoamérica y otras regiones del planeta. Lamentablemente, siempre se espera a que ocurran hechos de este tipo para que se comience a tratar el tema, ríos de tinta corren desde la prensa escrita, horas de charlar pueblan programas radios y televisión, que llevan a la población, a poner en el tapete, el tema.
Pero con la misma rapidez y avidez de discusión, el tema se diluye progresivamente hasta que el destino genera una nueva tragedia.
Salmo 91 no pretende ser una obra didáctica, ni siquiera periodística. Es apenas un texto que presenta hechos a través de sus protagonistas, pero sin apuntar directamente ni a víctimas ni victimarios. Son apenas hechos. Es una pieza que busca no caer ni en sentimentalismos ni estereotipos, es tragicómica – como la esencia humana – donde los personajes luchan por sobrevivir, intentando desesperadamente, creerse dueños de sus propios destinos.
Nuestra versión, buscará rescatar estos elementos, a partir de una puesta donde lo icónico tendrá un lugar preponderante, y donde los actores buscaran bucear en la interioridad de 10 hombres, que por distintas circunstancias de la vida, terminaron sus días en esa especie de no-lugar, que es una cárcel.
Preguntas quedarán flotando en el espacio de la sala: ¿Civilización o barbarie? ¿Reeducación o castigo? ¿Vigilar o eliminar? ¿Existen alternativas?